instagram mob

las turbas en línea (o en otros espacios llamadas twitter mob, a veces lo intercambio por el policial “redada”) no suelen atacar los argumentos que demonizan. suelen irse directo la persona detrás del usuario. a humillarla públicamente. a la turba no le importa que cambies o que crezcas, porque de hacerlo, ya habrán perdido todo interés en ti. cualquier aclaración/disculpa resultará poco sincera de tu parte. implicará que has sido sorprendida in fraganti siendo una mala persona. no será posible que la turba, posteriormente, te concedan cualquier simpatía. lo que necesitan es la purga. el escarmiento de una individua. el sentimiento colectivo de satisfacción al haber atacado juntas a un enemigo común: a una monstrua, creada por ellas. usualmente parten de una presunción de culpabilidad. si parece que eres culpable de un crimen, es porque lo eres. antes de cualquier juicio. o, como más recientemente, sin necesidad de uno. además, las acciones son simplificadas: si alguien percibe que dos cosas son similares, es porque una de ellas es un plagio. una abstracción engañosa: que algo se parezca lo hace inmediatamente una copia.

quizá dicha ambigüedad es el origen de por qué, contrario a lo que comentaba los usuarios de ataque (por ejemplo, “sabes que el plagio es un delito?"), el plagio en realidad no es un delito. por alguna razón los funcionarios de la ley por la que la similitud de temas tendría que ser perseguida y castigada (¿cuántos estaríamos siendo perseguides, si fuera el caso?) a veces, se habla de uso no autorizado de materiales con copyright, pero no del delito de parecerse demasiado a alguien. el plagio, más que una realidad jurídica, funge como herramienta de fiscalización social. un sinónimo extrajudicial de robo.

un delito de robo ilegítimo. en mi caso, me parece grave que la criminalización recibida esté sucediendo por un grupo de personas trans organizadas hacia una persona trans sin ese mismo respaldo. si lo que hemos perseguido y criticado, como colectivo trans, es desmantelar las narrativas criminalizantes que el estado y la sociedad hacen en nuestra contra diariamente, me pregunto por qué usaríamos entre nosotras mismas dichas herramientas coercitivas. que nosotras mismas nos tachemos de ladronas y mentirosas cuando, tales juicios han sido los mismos que la sociedad nos ha impuesto para discriminarnos.

el uso legítimo de la fuerza en este caso, sustentado por razones sociales, “una trans desplazada”, me parece absolutamente ambiguo, y tal parece que el ataque se sustentó más bien por razones personales. aunque difícilmente personales. nadie del ataque, ni la misma r g, me conocen. el ataque fue uno incentivado, más bien, por prejuicios hacia quien podría ser. pero nadie se interesó en saberlo.

me pregunto si las personas trans no tenemos una larga historia con los prejuicios. si no tenemos una larga historia de no creernos y tachar de mentirosas.